El precio de una amistad verdadera

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Desde que somos tan solo unos simples niños la vida nos hace aprender algunas lecciones tan valiosas e importantes que jamás las olvidaremos, y es que pese a que resulte duro, no hay que olvidar que a lo largo del camino de la vida estaremos rodeados de personas, que para bien o para mal, dejarán una importante huella en nuestra personalidad.

El día de hoy quiero dedicar unas bonitas palabras de amistad a todas aquellas personas que me han aportado algo, por pequeño e insignificante que sea, ya que ellas están en mi, en mis recuerdos, en mi personalidad, y jamás podré olvidar aquellos sabios consejos que una vez me dieron.

Mis mejores amigos, pese a que cada vez son más escasos, ya que son en las situaciones límite de la vida cuando aprendes quienes serán aquellas personas que de verdad estarán a tu lado para el resto de tus días, son uno de mis mayores tesoros, unas de mis grandes alegrías, por las que sería capaz hasta de entregar la vida.

Son tantos y tan gratos los recuerdos que guardo en mi cabeza y que están relacionados con ellos, que no sería capaz de elegir tan solo uno.

Por otra parte está mi querida familia, a la que sin lugar a dudas le debo gran parte de mi vida, pues ellos han estado ahí siempre, sin pedir explicaciones, sin pensar en si me he equivocado o no, para demostrarme que me quieren con todo su corazón de la manera más dulce y sincera que puede llegar a existir.

Me siento muy agradecido por haber contado con una familia tan excepcional, a través de la cual he podido vivir las más tiernas alegrías.

Espero que podáis disfrutar de la sinceridad de estas dulces palabras, por que las escribo desde lo más hondo de mi corazón.

Gracias por estar ahí.

 

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